Dependiendo de dónde vayamos a aplicar la imprimación podríamos clasificarlas en tres grupos:
Imprimación de taller.
Imprimación al agua.
Imprimación al agua que proporciona buena adherencia a las posteriores capas de acabado, ya sean al agua o al disolvente.
Imprimación sintética, que asegura la adherencia de las pinturas sobre la mayoría de soportes, mejorando las propiedades de todo el sistema.
Imprimación anticorrosiva para la protección del hierro y del acero.
Imprimación anticorrosiva, para la protección del acero, exenta de plomo.
Imprimación o capa de fondo para superficies muy porosas o absorbentes.
Imprimación celulósica.
Imprimación epoxi a dos componentes, con magnífica adherencia sobre el hierro, madera y soportes minerales.
Imprimación fosfatante, exenta de cromatos y plomo, que asegura la adherencia de las pinturas de secado al aire o al horno sobre la mayoría de soportes metálicos, mejorando las propiedades anticorrosivas de todo el sistema.
Imprimación impermeabilizante e incolora.
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